En qué momento dejamos de ver la vida a través de los ojos de un niño, de afrontar problemas complejos con soluciones sencillas, de tener la inocencia que los caracteriza libre de prejuicios, en que momento perdimos la capacidad de aplicar la forma más simple de resolver conflictos, de sanar el corazón y hasta de recomponerlo cuando está roto.
Desde hace algún tiempo, vengo observando a mi hijo Lucas. ¿Cómo ha influido en él la despedida de su hermana? La repercusión que ha tenido a nivel emocional en su consciente y subconsciente, tanto en las actividades cotidianas del día a día con ella como en aquellas en las que participábamos los cuatro. Os voy a contar como ha vivido la primera vez de casi todo, después de la ausencia que ha sufrido toda la familia.
Tras una reflexión y viendo como ha asumido y aceptado Lucas este episodio de nuestras vidas, solo resuena en mi cabeza, una frase: ¿En qué momento empezamos a ver el mundo con los ojos de un adulto? Nosotros, los adultos hemos dejado atrás la fácil tarea de actuar sin juzgar, hemos decidido vivir sin inocencia, nos hemos olvidado de olvidar. El rencor, la ira o el enfado los hemos incorporado a nuestro día a día y en muchas ocasiones hemos dejado de actuar según los mandatos del corazón.

He decir que los días siguientes a la partida de Alejandra fueron muy importantes respecto a Lucas. Le observábamos de cerca pero sin invadir su espacio, para él había supuesto un impacto muy grande, de repente su hermana ya no estaba en su vida tal y como la conocía, debía enfrentase a la primera vez a todo sin ella, el primer día en el coche al colegio sin ella, las primeras vacaciones en Asturias sin ella, la primera Navidad sin ella. Se nos avecinaban muchas situaciones que no sabíamos cómo se iban a desarrollar a nivel emocional, ni para él, ni para nosotros.
He de decir que nuestro hijo nos ha sorprendido y nos ha dado una gran lección de vida, en lo que aceptación se refiere. Los hijos vienen al mundo a enseñar a sus padres, grandes valores.
Cuando llegamos a casa tras los días previos a la partida de Alejandra, Lucas recibió lo que sería la noticia más dura a la que ha tenido que enfrentarse en sus apenas 8 años de vida, lloró, gritó, se enfadó, pero en ese momento su pequeña cabecita comenzó a procesar algo sumamente importante que ni siquiera algunos adultos pueden llegar a sumir en una vida entera: No hay vida sin partida (muerte), fue en ese momento con palabras adecuadas a un niño de 8 años, cuando asumió el golpe de realidad, al que teníamos que hacer frente todos.
Su primer día de cole sin su hermana, su semblante era el de cualquier mañana, aparentemente está bien, eso es lo que nos pareció a su padre y a mí, así sucesivamente durante esa semana, en su trascurso, hablamos con los profesores quienes nos dijeron que todo estaba bien, la aceptación desde el primer momento nos dejó sorprendidos a todos, ya que estábamos preocupados por su reacción, sentimientos, etc…
A pesar de que su estado emocional era estable, decidí llevarlo a una amiga que es psicóloga holística, como yo la llamo. Le hizo hacer unos dibujos y estuvieron charlando los dos solos durante casi dos horas. Todo estaba bien, con un pequeño matiz, Lucas se sentía enfadado y así lo representó en un dibujo, aunque no quiso decir con quien.
El motivo estaba claro: Quería que su hermana estuviese con él, pero todo entraba dentro de la normalidad del proceso del duelo.
Mi amiga tras conversar con ella, nos dijo que no nos debíamos preocupar, que le vería en tres semanas y que le haría mucha ilusión que le pintase, cuando él quisiese, un dibujo de su familia, en esa primera sesión a Lucas no le apeteció dibujarla, por lo que pinto una casa. Es ahí donde pinto una sombra de color negro, lo que, en términos de psicología infantil, podía representar un enfado, el proceso de duelo, ira, tristeza…todo dentro de la normalidad.

Rápidamente pasaron esas tres semanas y Lucas una tarde me pidió unos lienzos para dibujar, la sorpresa fue el que pintó. El dibujo consistía en el propio universo, lleno de planetas, estrellas fugaces, estelas de polvo cósmico de fondo, con los cuatro miembros de nuestra familia sobre el planeta tierra que se encontraba en el centro del lienzo, formando un círculo entre nosotros y rodeado de muchos corazones y muchos colores, cuando le llevamos el dibujo a la psicóloga y tras estar con ella 1 hora, nos hizo un balance de la sesión.
La sombra negra había desaparecido, al preguntarle si seguía enfadado, él dijo que NO, que estaba enfadado con los médicos al principio, pero que ahora no, porque sabía y había entendido que no eran los culpables de que Alejandra se hubiese ido.
Hay un aspecto importante en esta lectura y ahí es donde voy cuando digo La vida a través de los ojos de un niño.
Lucas necesito su tiempo de reflexión y aceptación sobre lo que había ocurrido, recibió en su momento toda la información respecto a su hermana y algo importante para él fue que tuvo la posibilidad de despedirse de ella, cerrando así un ciclo. Hoy en día se desahoga cuando lo necesita o incluso en el colegio con alguna profesora, pero él ha decidido continuar hacia delante en su camino.
La diferencia del dibujo inicial respecto al último se observar el crecimiento emocional que ha tenido, me siento muy feliz del proceso que ha tenido y en el que hemos formado parte, tanto su papa como yo. Mentirle u ocultarle la realidad desde casi el principio, nunca ha sido una opción para nosotros, creo que gracias a eso, hemos creado una conexión con nuestro hijo muy positiva, en lo que a confianza, sinceridad y unión se refiere, intentando que entienda que por muy grave que parezca el problema o la situación que cualquiera de nosotros esté viviendo, siempre seremos una piña y siempre nos apoyaremos unos a otros.
He de decir que no ha dejado de ser un niño, con sus rabietas, enfados por cualquier cosa cotidiana como cualquier pequeño de su edad, pero como ha afrontado la despedida de su hermana, ha fomentado y propiciado que siga ilusionado con su colegio, su deporte, su familia, amigos y por la propia vida en sí. Soy consciente que, hecha muchísimo de menos a su hermana, pero desde el amor y no desde el sentimiento de enfado inicial.
Creo que, para transitar por el duelo y para vivir plenamente, debemos dejar atrás las expectativas que teníamos puestas con la persona que ha partido y que es precisamente eso, todos esos planes que habíamos imaginado y ya no podrán cumplirse, lo que nos va a producir un dolor añadido al tránsito. Se que es complicado no crearnos expectativas con hijos, pareja, trabajo, la propia vida en sí, pero he comprendido que si vives en el presente disfrutando del ahora, sin expectativas creadas desde el YO interior, la vida es más fácil y la aceptación de lo que pase menos dolorosa.
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Comentarios
Eres mágica Rosa cuanto amor desprendes en cada mensaje , totalmente de acuerdo creamos y nos imaginamos nuestra vida perfecta y así vivimos frustrados , lo mejor como dices no esperar nada 😍
Gracias, es bueno tener proyectos pero aceptando el resultado sea cual sea. Eso es lo complicado
Tengo un sobrino extraordinario , el cual tiene unos padres aún más si cabe. Gracias por vuestra constante lección de vida y por enseñar a Lucas a ser feliz y vivir el presente siempre a pesar de las adversidades.
Gracias cariño , aquí nos retroalimentamos todos de todos, para mí formas parte del camino. Te quiero
Qué importante es la confianza en cualquier relación. Sin ella no podremos crear nada bonito...
Sabias palabras has escrito, yo creo también en la sinceridad y en la verdad para sfrontar cualquier situación.
Gracias por tu comentario, la verdad aunque sea a medias para adaptar lo sucedido a la conciencia de un niño es vital para su desarrollo y así fomentar la fortaleza interior en su vida adulta. El ocultar y sobre proteger a los niños hará de ellos adultos frágiles en mi entender y experiencia.
Lo unico que puedo decir a esto es aplaudir 👏👏👏 que bien lo estais haciendo familia 🫶
Mi querida amiga, somos guerreras en distintas batallas y sabes que te admiro desde el comienzo de todo. un abrazo gigante.