¡Y SI HACEMOS UN VIAJE! Mil pensamientos se apelotonaban en mi cabeza con preguntas que generaban ciertas dudas y hacían cuestionarme si sería una buena idea o era demasiado pronto para eso...casi a la misma vez, llegaban a mi cabeza las respuestas que reafirmaban mi decisión y en parte la necesidad de hacer algo juntos, algo divertido en familia después de lo que habíamos pasado.
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Mi corazón sintió la necesidad de planear un viaje, esto podría ser una pequeña luz que iluminase parte del sendero de la sanación, en el que todos nos encontrábamos transitando juntos, creando una ilusión en la que enfocarnos e ilusionarnos, no para alejarnos anqué solo fuese durante un ratito del dolor que nos producía cada recuerdo que afloraba en esas primeras semanas sin Alejandra, sino para organizar un proyecto con nuestro hijo, una ilusión que sumase algo bonito. En nuestro caso Alejandra estaba presente en cada rincón de nuestras vidas, por lo que su ausencia dejó un vacío inmenso con el que teníamos que aprender a vivir e ir aceptando que la situación era irreversible.
Esto ha supuesto todo un reto emocional, era algo que en mi “yo interno”, teníamos que hacer: Por un lado, estaba Lucas que con sus 8 añitos recién cumplidos había tenido que vivir la pérdida de una hermana a la que amaba y con la que jugaba, sus mañanas divertidas cuando iban al cole juntos escuchando música y cantando, convirtiéndose en una rutina obligada, ya no iba a ser posible. Todo lo hacían juntos, incluso en el colegio me decían los profesores que Lucas cuando regresaba a las aulas, después de alguna actividad en el patio al pasar por delante de la clase de su hermana, iba a darle un beso y un abrazo.
El vínculo que tenía con ella, seguramente debido a las circunstancias era muy grande e intenso, por lo que su partida fue en shock emocional grandísimo.
Por otro lado, estábamos nosotros como pareja. Estos dos durísimos años que habíamos vivido, dedicados en cuerpo y alma a la recuperación de nuestra pequeña, había hecho que la vida como antes la conocíamos se parase y tuviésemos que adaptarla a las circunstancias que rodeaban la nueva realidad familiar: médicos, rehabilitación, posibles urgencias, etc. Pese a todos esos condicionante: No dejamos de tener ilusión por vivir en ningún momento, creo que ese ha sido el motor, la ilusión por seguir viviendo, esa ilusión que veíamos en la sonrisa de nuestra hija, su ilusión por vivir era nuestro propio sentido de la vida y para nosotros eso lo generan los momentos que pasábamos en familia, con amigos, bonitos recuerdos que debíamos seguir creando en nuestra familia, aunque ella ahora ya no estuviese entre nosotros.
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A las tres o cuatro semanas de la muerte de Alejandra, recuerdo que estamos los 3 en el sofá de nuestra casa, viendo una peli típica de sábado, mire a mi hijo y espontáneamente le pregunte:
- ¿Lucas que prefieres visitar un sitio en el que la gente habla inglés o un sitio en el que viven Romanos? la respuesta no se hizo esperar.
-!!Mama tú ves que es mejor ver a los Romanos!!!!, los tres no echamos a reír ante la sinceridad y energía de su respuesta, ¿ Creería nuestro hijo que los romanos iban vestidos como en las películas de gladiadores? ajjajajj….
Ese mismo día de noche, compre los billetes de avión y deje guardados dos alojamientos en el centro de Roma, Alejandro le pareció una buena idea, asique ahí empezamos a organizar el viaje a Italia, unos 4 meses antes de la fecha.
Tras el viaje la sensación que tengo es que ha sido una buena elección en la que los tres hemos participado con mucha ilusión. Lucas estaba maravillado, nunca antes había viajado fuera de España y nosotros desconectamos unos días con lugares nuevos y momentos bonitos que recordar.
En este viaje ha estado presente ella, desde una perspectiva alejada del sufrimiento, recuerdo como Lucas en un restaurante tras la comida nos trajeron el postre, una gran bola de helado de chocolate, cuando la vio lo primero que le vino a la cabeza y así lo expreso, fue:
-¡Mama si Alejandra estuviese aquí se la comería de un bocado!,
Su cara se iluminó a la vez que trasmitía una ternura digna de un hermano mayor.
Los tres nos empezamos a reír, reafirmando su expresión de lo más sincera y haciéndole ver que hablar de su hermana en desde el amor, era totalmente normal e incluso bonito y sanador, al igual que hay situaciones que generan un sentimiento de tristeza, hay otras que generan sentimientos de felicidad al recordarlas, todos y cada uno de esos sentimientos son importantes y podemos expresarlos con total libertad, en mi familia.
Nos hemos cuidado mucho Alejandro y yo, de que Lucas pueda expresar como se siente en cualquier momento, hemos reído juntos y llorado también, no tenemos temas “tabú” sobre Alejandra, teniendo la convicción de que forma parte del proceso de sanación y aceptación de nuestros familia.
Es una maravilla como los niños gestionan la muerte, cuando se les deja que expresen sus emociones y sentimientos. Ellos necesitan expresar y nosotros escuchar.
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Comentarios
❤️❤️❤️❤️
Sois lo más, familia 😍
Brutal Rosica ya te lo he dicho en muchas occasioned para mi eres today Una referencia gracias por estar en mi Vida suerte de teneros Como amigos os amo 💞
En enero 24, Yo perdi a mi hija de 20 años, en nuestra familia tambien la recordamos contando anecdotas de como era ella y las cosas que le gustaban, con mucho amor, es un dolor que no pasa pero tenemos que aprender a vivir con el
❤️😘
La alegría y la fuerza que transmitía Alejandra en cada momento en Hospital de Día era contagiosa.
Enhorabuena Rosa por esta preciosa iniciativa que va a ayudar a tanta gente.
Mucho que aprender de vosotros como familia.
Un fuerte abrazo
Un beso enorme familia 🫂🕉🌟🧿💋